Jonas Mekas pasa un tiempo con unos amigos que viven en una casa aislada en pleno bosque. Asiste al paso del invierno a la primavera: la nieve se funde, la vegetación retoma la vida. Para dar cuenta de este cambio de estación capta con su pequeña cámara 16mm una serie de sensaciones, que son a menudo detalles que se suceden muy rápidamente. Mekas practica el “filmado-montado”, es decir que se prohíbe montar después los planos que ha filmado: la película que vemos es tal cual salió de su cámara, sin cortes, ni retoques. Entonces, cada vez que acciona su cámara es necesario que piense en el plano anterior y en el plano posterior, ya que no podrá volver a tocar la película. Este trabajo de creación se parece al de un pintor impresionista, que trata de expresar su sensación global del paisaje, de la estación del año, de la naturaleza, aplicando múltiples pinceladas sobre su tela. En ciertos planos de esta secuencia, Mekas juega también con la sensación de los niños, que se han quedado dentro de la casa, protegidos del frío, y que miran a través de los vidrios el helado paisaje exterior.
Comentario
Jonas Mekas pasa un tiempo con unos amigos que viven en una casa aislada en pleno bosque. Asiste al paso del invierno a la primavera: la nieve se funde, la vegetación retoma la vida. Para dar cuenta de este cambio de estación capta con su pequeña cámara 16mm una serie de sensaciones, que son a menudo detalles que se suceden muy rápidamente. Mekas practica el “filmado-montado”, es decir que se prohíbe montar después los planos que ha filmado: la película que vemos es tal cual salió de su cámara, sin cortes, ni retoques. Entonces, cada vez que acciona su cámara es necesario que piense en el plano anterior y en el plano posterior, ya que no podrá volver a tocar la película. Este trabajo de creación se parece al de un pintor impresionista, que trata de expresar su sensación global del paisaje, de la estación del año, de la naturaleza, aplicando múltiples pinceladas sobre su tela. En ciertos planos de esta secuencia, Mekas juega también con la sensación de los niños, que se han quedado dentro de la casa, protegidos del frío, y que miran a través de los vidrios el helado paisaje exterior.