En un pueblo de Provence, en el camino a la escuela, René arrojó desde lo alto del puente su portafolios al río para ganar una apuesta con uno de sus compañeros. En lugar de continuar su recorrido hacia la escuela con los demás, abandona el grupo para ir bajo el puente a buscar su portafolios. El guión de la ficción se detiene entonces durante algunos minutos en que la película se vuelve puramente descriptiva y contemplativa: Jacques Rozier Sisma solamente sensaciones las de René qué trata de compartir con nosotros sirviéndose de todos los medios que tiene el cine.
Estas sensaciones son múltiples. Sensaciones de la luz solar que atraviesa las hojas de los árboles y se posa sobre el niño y sobre el paisaje. Sensaciones visuales de las libélulas que rayan la imagen, de la culebra que ondula en la superficie del agua. Sensaciones táctiles que experimenta el chico: la frescura del agua, las piernas que se sumergen entre las altas hierbas, la deriva del cuerpo que se deja llevar por la corriente del río. sensaciones auditivas del canto de las cigarras y del piar de los pájaros del agua que corre. A todas estas sensaciones naturales, Rozier agrega en la mezcla una música que va en la dirección de la evocación de una libertad recién encontrada y un lirismo alegre.
Comentario
En un pueblo de Provence, en el camino a la escuela, René arrojó desde lo alto del puente su portafolios al río para ganar una apuesta con uno de sus compañeros. En lugar de continuar su recorrido hacia la escuela con los demás, abandona el grupo para ir bajo el puente a buscar su portafolios. El guión de la ficción se detiene entonces durante algunos minutos en que la película se vuelve puramente descriptiva y contemplativa: Jacques Rozier Sisma solamente sensaciones las de René qué trata de compartir con nosotros sirviéndose de todos los medios que tiene el cine.
Estas sensaciones son múltiples. Sensaciones de la luz solar que atraviesa las hojas de los árboles y se posa sobre el niño y sobre el paisaje. Sensaciones visuales de las libélulas que rayan la imagen, de la culebra que ondula en la superficie del agua. Sensaciones táctiles que experimenta el chico: la frescura del agua, las piernas que se sumergen entre las altas hierbas, la deriva del cuerpo que se deja llevar por la corriente del río. sensaciones auditivas del canto de las cigarras y del piar de los pájaros del agua que corre. A todas estas sensaciones naturales, Rozier agrega en la mezcla una música que va en la dirección de la evocación de una libertad recién encontrada y un lirismo alegre.