Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1964, Universal Pictures
Comentario
En este fragmento de Marnie, el suspenso nace de que Hitchcock nos muestra algo que se le oculta al personaje. Al inicio del fragmento estamos con Marnie, que entra de noche en la oficina, toma la llave de la caja fuerte y roba dinero. Por el momento, no sabemos mucho más que ella sobre el peligro que puede correr. Todo cambia cuando el director pasa, de golpe, a un encuadre mucho más abierto, en el que vemos el cuartito de la caja fuerte en el que Marnie está aislada pero también vemos el espacio de los escritorios. En ese preciso momento, vemos llegar a la mujer de la limpieza y sabemos que Marnie está en peligro mientras que ella aún no lo sabe. Es lo propio del suspenso: el espectador sabe más que el personaje. Cuando Marni ve a la mujer de la limpieza, se quita los zapatos para no hacer ruido y los guarda en los bolsillos de su abrigo. En ese momento, Hitchcock hace un primer plano cerrado de uno de los zapatos deslizándose (¡mira, espectador!) y sabemos que se va a caer, va a hacer ruido y alertar a la mujer de la limpieza. Marnie, por su parte, no puede saber que el zapato va a ponerla en peligro, si no lo atajaría. Ahí también el espectador sabe más que el personaje sobre el peligro que corre. Pero esta vez se pasa a un primer plano y no a un plano general. Hasta que llega el guardia nocturno no sabemos que la mujer de la limpieza es sorda. Ocultar esa información es otra forma de jugar con nuestra expectativa. Así que nos sorprende, como a Marni, que el ruido no alerte a la mujer. La sorpresa (no sabemos más que el personaje) es lo contrario del suspenso (sabemos más que el personaje).
Comentario
En este fragmento de Marnie, el suspenso nace de que Hitchcock nos muestra algo que se le oculta al personaje. Al inicio del fragmento estamos con Marnie, que entra de noche en la oficina, toma la llave de la caja fuerte y roba dinero. Por el momento, no sabemos mucho más que ella sobre el peligro que puede correr. Todo cambia cuando el director pasa, de golpe, a un encuadre mucho más abierto, en el que vemos el cuartito de la caja fuerte en el que Marnie está aislada pero también vemos el espacio de los escritorios. En ese preciso momento, vemos llegar a la mujer de la limpieza y sabemos que Marnie está en peligro mientras que ella aún no lo sabe. Es lo propio del suspenso: el espectador sabe más que el personaje.
Cuando Marni ve a la mujer de la limpieza, se quita los zapatos para no hacer ruido y los guarda en los bolsillos de su abrigo. En ese momento, Hitchcock hace un primer plano cerrado de uno de los zapatos deslizándose (¡mira, espectador!) y sabemos que se va a caer, va a hacer ruido y alertar a la mujer de la limpieza. Marnie, por su parte, no puede saber que el zapato va a ponerla en peligro, si no lo atajaría. Ahí también el espectador sabe más que el personaje sobre el peligro que corre. Pero esta vez se pasa a un primer plano y no a un plano general. Hasta que llega el guardia nocturno no sabemos que la mujer de la limpieza es sorda. Ocultar esa información es otra forma de jugar con nuestra expectativa. Así que nos sorprende, como a Marni, que el ruido no alerte a la mujer. La sorpresa (no sabemos más que el personaje) es lo contrario del suspenso (sabemos más que el personaje).