Takeshi Kitano, que también es pintor, emprendió esta película para hacer un trabajo pictórico sobre el color, sobre todo en este episodio de los amantes atados. Esta parte de la película muestra a dos amantes desdichados que recorren Japón sin rumbo fijo atravesando paisajes y estaciones. En este fragmento, Kitano se sirve de los colores del otoño y del invierno, en la naturaleza, para componer verdaderos cuadros. Según el equilibrio entre el color verde de los árboles y el color rojo anaranjado de las hojas del otoño, cada plano es una propuesta pictórica diferente a partir de las dos mismas tonalidades. Compone así una verdadera “variación” en forma de una serie de cuadros sobre el mismo motivo coloreado.
Al final del fragmento, pasa en un solo plano -que comienza con la soga en el suelo barriendo las últimas hojas del otoño- del otoño al invierno con el paisaje blanco nevado. Para este último plano cubrió el vestido, eliminando así todos los colores para llegar a una imagen en blanco, gris y negro.
Comentario
Takeshi Kitano, que también es pintor, emprendió esta película para hacer un trabajo pictórico sobre el color, sobre todo en este episodio de los amantes atados. Esta parte de la película muestra a dos amantes desdichados que recorren Japón sin rumbo fijo atravesando paisajes y estaciones. En este fragmento, Kitano se sirve de los colores del otoño y del invierno, en la naturaleza, para componer verdaderos cuadros. Según el equilibrio entre el color verde de los árboles y el color rojo anaranjado de las hojas del otoño, cada plano es una propuesta pictórica diferente a partir de las dos mismas tonalidades. Compone así una verdadera “variación” en forma de una serie de cuadros sobre el mismo motivo coloreado.
Al final del fragmento, pasa en un solo plano -que comienza con la soga en el suelo barriendo las últimas hojas del otoño- del otoño al invierno con el paisaje blanco nevado. Para este último plano cubrió el vestido, eliminando así todos los colores para llegar a una imagen en blanco, gris y negro.