Esta película de 1925 era, originariamente, una película muda. Chaplin la sonorizó en 1942, sincronizando la danza y la música de forma muy precisa.
Esta secuencia forma parte de un sueño de Charlot, donde todo lo que desea se realiza: brillar delante de Georgia, una bailarina de cabaret de la que se ha enamorado pero que se ríe de él. En este sueño imagina que va a impresionar a las bailarinas transformando hábilmente los ordinarios panes de la comida en zapatillas de bailarina clásica.
El espacio de juego, sobre la mesa, va a ser cuidadosamente despejado para que el juego pueda comenzar: Charlot le da a los panes un estatuto imaginario, pero su habilidad es tal que se apodera de nuestra creencia, como en un juego de niños, de que aquello que vemos es otra cosa que la chata realidad del objeto pan.
Comentario
Esta película de 1925 era, originariamente, una película muda. Chaplin la sonorizó en 1942, sincronizando la danza y la música de forma muy precisa.
Esta secuencia forma parte de un sueño de Charlot, donde todo lo que desea se realiza: brillar delante de Georgia, una bailarina de cabaret de la que se ha enamorado pero que se ríe de él. En este sueño imagina que va a impresionar a las bailarinas transformando hábilmente los ordinarios panes de la comida en zapatillas de bailarina clásica.
El espacio de juego, sobre la mesa, va a ser cuidadosamente despejado para que el juego pueda comenzar: Charlot le da a los panes un estatuto imaginario, pero su habilidad es tal que se apodera de nuestra creencia, como en un juego de niños, de que aquello que vemos es otra cosa que la chata realidad del objeto pan.