La Petite Marchande d’allumettes

Jean Renoir, Francia, 1928

Comentario

La escena se abre sobre un plano general que muestra una calle cubierta de nieve en el centro de la ciudad, con un auto lujoso y gente adinerada bien abrigada en sus tapados. Es evidente que la pequeña vendedora de cerillas no está lo suficientemente cubierta para el frío que hace afuera. Los ricos entran en un salón de té cuyos vidrios están cubiertos de escarcha a causa de la diferencia de temperatura entre el interior bien caliente y el exterior helado. La vendedora no tiene derecho a entrar en ese salón de té y la curiosidad la impulsa a sacar un poco de escarcha para mirar a través del vidrio a los ricos y a las camareras que les sirven tortas.

Renoir usa la escarcha (evidentemente falsa escarcha de utilería) para hacer planos muy hermosos en los que juega con lo borroso y lo nítido para separar solo algunos elementos visibles del “sfumato” creado por la escarcha. Luego, Renoir ubica su cámara del otro lado de ese vidrio que separa el interior y el exterior, los ricos y la pobre, el calor y el frío, la abundancia y la precariedad. Hace un primer plano encantador de la vendedora, reencuadrada por el cristal de la ventana y cuya imagen está estéticamente borrosa por la helada.

Renoir usa el frío y la escarcha para hablar sobre las injusticias sociales y para experimentar con bellas imágenes.