La Gran Aventura cuenta la amistad entre un niño y una nutria, entrecortada por pequeñas historias ficcionalizadas -un zorro que salta en la nieve tratando de atrapar un ratón (“errado, errado…”), el encuentro entre la nutria y el zorro… La fuerza de la película es saber reunir en la ficción la otredad de los animales que no tienen consciencia de actuar y cuyo comportamiento es imprevisible. Nos sentimos fascinados por esos planos donde la nutria y los niños juegan juntos, se persiguen, se deslizan en la nieve, con un placer no simulado. En otros momentos, Arne Succksdorff abandona provisoriamente a sus niños actores y a su historia con el fin de filmar, para mayor placer del espectador, el juego de persecuciones entre los animales. Estas imágenes tan potentes no resultan de la utilización de animales elegidos y adiestrados, sino de un acercamiento documental de muchas horas de espera y de una preparación minuciosa de la filmación. Sucksdorff, fotógrafo de formación, se sumergió en el universo que quería filmar: pasó dos años enteros en ese lugar, en una cabaña, a fin de acostumbrar progresivamente a los animales a su presencia, filmó mucho solo o con un equipo muy reducido.
Comentario
La Gran Aventura cuenta la amistad entre un niño y una nutria, entrecortada por pequeñas historias ficcionalizadas -un zorro que salta en la nieve tratando de atrapar un ratón (“errado, errado…”), el encuentro entre la nutria y el zorro… La fuerza de la película es saber reunir en la ficción la otredad de los animales que no tienen consciencia de actuar y cuyo comportamiento es imprevisible. Nos sentimos fascinados por esos planos donde la nutria y los niños juegan juntos, se persiguen, se deslizan en la nieve, con un placer no simulado. En otros momentos, Arne Succksdorff abandona provisoriamente a sus niños actores y a su historia con el fin de filmar, para mayor placer del espectador, el juego de persecuciones entre los animales. Estas imágenes tan potentes no resultan de la utilización de animales elegidos y adiestrados, sino de un acercamiento documental de muchas horas de espera y de una preparación minuciosa de la filmación. Sucksdorff, fotógrafo de formación, se sumergió en el universo que quería filmar: pasó dos años enteros en ese lugar, en una cabaña, a fin de acostumbrar progresivamente a los animales a su presencia, filmó mucho solo o con un equipo muy reducido.