La cortina del garaje se abre sobre una lluvia violenta. La lluvia difumina los colores de la calle en tonos pastel. Actúa sobre el comportamiento de la población de la ciudad creando confusión y desorden en la circulación urbana y un ballet anárquico de paraguas.
Peter Weir utiliza también la lluvia para trabajar la estética de los planos firmados desde el interior del coche vistos por el personaje: pasaje de nítido a borroso y de borroso a nítido, por el barrido de los limpiaparabrisas. Esta alternancia entre nítido y difuso le permiten a veces aislar y hacer visible sólo el color de las cosas borrando los contornos. Las informaciones que emite la radio del auto dramatizan esta lluvia diluviana subrayando su carácter excepcional y amenazador. La llegada del personaje a su casa, en cuya entrada lo espera su pequeña hija, juega con el contraste entre la lluvia que sigue cayendo y agitando las hojas de los árboles y el interior cálido y apacible de la casa familiar. La continuación de la historia le dará a esta lluvia, constitutiva del ambiente general de la película, un sentido más sobrenatural y onírico, ligado a las tradiciones aborígenes.
Comentario
La cortina del garaje se abre sobre una lluvia violenta. La lluvia difumina los colores de la calle en tonos pastel. Actúa sobre el comportamiento de la población de la ciudad creando confusión y desorden en la circulación urbana y un ballet anárquico de paraguas.
Peter Weir utiliza también la lluvia para trabajar la estética de los planos firmados desde el interior del coche vistos por el personaje: pasaje de nítido a borroso y de borroso a nítido, por el barrido de los limpiaparabrisas. Esta alternancia entre nítido y difuso le permiten a veces aislar y hacer visible sólo el color de las cosas borrando los contornos. Las informaciones que emite la radio del auto dramatizan esta lluvia diluviana subrayando su carácter excepcional y amenazador. La llegada del personaje a su casa, en cuya entrada lo espera su pequeña hija, juega con el contraste entre la lluvia que sigue cayendo y agitando las hojas de los árboles y el interior cálido y apacible de la casa familiar. La continuación de la historia le dará a esta lluvia, constitutiva del ambiente general de la película, un sentido más sobrenatural y onírico, ligado a las tradiciones aborígenes.