Los hermanos franciscanos, de regreso de Roma adonde fueron a ver al Papa, encuentran el sitio en el que crearon su comunidad, pero un pastor irascible ocupa su cabaña. Ellos no protestan, se encuentran afuera bajo una fuerte lluvia y van a refugiarse contra un muro en ruinas.
La lluvia le permite a Rossellini mostrar la precariedad y la humildad de los monjes que ni siquiera tienen un techo para guarecerse. Pero tiene ante todo una función estética. Permite anular la perspectiva y representar a los hermanos de San Francisco sobre un fondo abstracto y uniforme, como en un fresco de Giotto. La lluvia y la película de tonalidad muy gris, sin contraste entre blancos y negros, transforman esos planos cinematográficos en bajorelieves: las figuras no parecen aún separadas del fondo y son todas iguales en sus hábitos de sayal empapados por la lluvia torrencial. La lluvia y el barro se vuelven la materia misma de la imagen.
Comentario
Los hermanos franciscanos, de regreso de Roma adonde fueron a ver al Papa, encuentran el sitio en el que crearon su comunidad, pero un pastor irascible ocupa su cabaña. Ellos no protestan, se encuentran afuera bajo una fuerte lluvia y van a refugiarse contra un muro en ruinas.
La lluvia le permite a Rossellini mostrar la precariedad y la humildad de los monjes que ni siquiera tienen un techo para guarecerse. Pero tiene ante todo una función estética. Permite anular la perspectiva y representar a los hermanos de San Francisco sobre un fondo abstracto y uniforme, como en un fresco de Giotto. La lluvia y la película de tonalidad muy gris, sin contraste entre blancos y negros, transforman esos planos cinematográficos en bajorelieves: las figuras no parecen aún separadas del fondo y son todas iguales en sus hábitos de sayal empapados por la lluvia torrencial. La lluvia y el barro se vuelven la materia misma de la imagen.