Esta escena se sitúa al final de la película. Francisco ha decidido que la comunidad de los primeros hermanitos ahora debe dispersarse para que cada uno vaya a predicar la buena nueva a los cuatro rincones del país. Pero ¿cómo decidir el camino de cada uno? Entonces Francisco tiene una idea infantil e igualitaria. No será quien decida el destino de cada uno de los hermanos, sino un juego de niños, un juego de vértigo: todos los monjes van a girar sobre sí mismos hasta el aturdimiento y cada uno partirá en la dirección en que quede su cuerpo sobre el suelo en el momento de su caída. El recurso a un juego infantil corresponde a una de las características de esta comunidad franciscana: un espíritu de inocencia y de alegría.
Rossellini agrega un gag a la escena: el hermano más viejo, un poco simplón, que todos pensaban que iba a caerse primero, no llega a experimentar el vértigo y es el último en caer. Pero incluso las bromas que le hacen están llenas de ternura y de cariño fraterno.
Comentario
Esta escena se sitúa al final de la película. Francisco ha decidido que la comunidad de los primeros hermanitos ahora debe dispersarse para que cada uno vaya a predicar la buena nueva a los cuatro rincones del país. Pero ¿cómo decidir el camino de cada uno? Entonces Francisco tiene una idea infantil e igualitaria. No será quien decida el destino de cada uno de los hermanos, sino un juego de niños, un juego de vértigo: todos los monjes van a girar sobre sí mismos hasta el aturdimiento y cada uno partirá en la dirección en que quede su cuerpo sobre el suelo en el momento de su caída. El recurso a un juego infantil corresponde a una de las características de esta comunidad franciscana: un espíritu de inocencia y de alegría.
Rossellini agrega un gag a la escena: el hermano más viejo, un poco simplón, que todos pensaban que iba a caerse primero, no llega a experimentar el vértigo y es el último en caer. Pero incluso las bromas que le hacen están llenas de ternura y de cariño fraterno.