Ingmar Bergman, Suecia, República Federal de Alemania, Francia, 1981
Comentario
La escena transcurre durante las fiestas de fin de año, en el momento en que toda la gran familia está reunida para la comida tradicional.
Uno de los tíos de Fanny y Alexadre les pide a los niños que lo sigan y los lleva hasta la escalera donde va a dar para ellos un espectáculo gracioso. El tío utiliza el espacio de la escalera como un escenario de teatro, cuyos espectadores están separados por las barandillas, como detrás de las candilejas. El espectáculo divierte tanto a los niños como al actor improvisado para quienes esta regresión a la fase anal es muy regocijante. No hay nada más que niños a ambos lados del pasamanos.
En la escena siguiente, pasamos sin transición de lo “bajo” (los pedos) a lo “alto” (lo religioso y espiritual): toda la familia, inmóvil, está reunida en círculo y escucha la lectura de la Biblia. Casi nos sorprende encontrar a Fanny y Alexandre sentados en el suelo en un costado del cuadro.
Después del orden social familiar solemne, pasamos al desorden del cuarto de los niños, que libran una batalla de almohadas. Las plumas vuelan por el espacio como en Cero en conducta de Jean Vigo, al que Bergman sin duda rinde homenaje.
La criada, que sin embargo es una adulta, está completamente involucrada en el mundo del juego de los niños, lo que es posible gracias a su juventud y su menor estatus social.
Comentario
La escena transcurre durante las fiestas de fin de año, en el momento en que toda la gran familia está reunida para la comida tradicional.
Uno de los tíos de Fanny y Alexadre les pide a los niños que lo sigan y los lleva hasta la escalera donde va a dar para ellos un espectáculo gracioso. El tío utiliza el espacio de la escalera como un escenario de teatro, cuyos espectadores están separados por las barandillas, como detrás de las candilejas. El espectáculo divierte tanto a los niños como al actor improvisado para quienes esta regresión a la fase anal es muy regocijante. No hay nada más que niños a ambos lados del pasamanos.
En la escena siguiente, pasamos sin transición de lo “bajo” (los pedos) a lo “alto” (lo religioso y espiritual): toda la familia, inmóvil, está reunida en círculo y escucha la lectura de la Biblia. Casi nos sorprende encontrar a Fanny y Alexandre sentados en el suelo en un costado del cuadro.
Después del orden social familiar solemne, pasamos al desorden del cuarto de los niños, que libran una batalla de almohadas. Las plumas vuelan por el espacio como en Cero en conducta de Jean Vigo, al que Bergman sin duda rinde homenaje.
La criada, que sin embargo es una adulta, está completamente involucrada en el mundo del juego de los niños, lo que es posible gracias a su juventud y su menor estatus social.