En construcción documenta la construcción de un nuevo barrio residencial en un barrio popular en el corazón de Barcelona, El Raval. El capataz dirige la implantación de un pilar y mientras que el realizador filma en planos cercanos la excavadora que devora la tierra, aparecen inopinadamente los huéspedes inesperados del lugar, bruscamente desplazados: los gatos que se hunden todavía un poco más profundo en los escombros. La obra tiene una doble función: es el lugar de trabajo de los obreros que vemos esforzarse, pero también es el lugar de vivienda de los vecinos y habitantes del barrio. Una oscilación se opera en la secuencia: el ritmo del montaje cambia, los planos se hacen cada vez más cercanos, a medida que el espectador descubre que los obreros que todavía cree observar son en realidad arqueólogos en pleno trabajo: el sonido ensordecedor de las máquinas se aleja, las excavadoras han desaparecido, reemplazadas por las finas herramientas con las que los arqueólogos descubren los esqueletos humanos.
Aparecen entonces una mano, un cráneo pacientemente liberado, como esculpidos en la tierra. A semejanza de estos gestos precisos y atentos, el gesto del director hace ahora aparecer, sobre la superficie del presente, otra capa de tiempo: el pasado hasta ahora invisible del lugar, su historia y su memoria. El espectador lo descubre al mismo ritmo que los observadores, cuya emoción Guérin nos revela con un gran talento de retratista. Primero por medio del sonido, después por la imagen, vemos a los curiosos y a los vecinos del barrio que se han aproximado y cometan la escena: sobre las imágenes de los gestos técnicos y científicos de los arqueólogos se superpone el coro de los habitantes que emiten con un tono grave y docto hipótesis a menudo estrafalarias sobre el origen y la identidad de los cuerpos así descubiertos. Por el espacio de un instante los muertos y los vivos cohabitan y parecen observarse. Si el realizador ha filmado este instante único del descubrimiento inesperado en ese cementerio romano, es también el trabajo del montaje, muy importante, el que establece el lazo casi coral que une a los habitantes provisorios del lugar (obreros, arqueólogos) con los habitantes del barrio.
Comentario
En construcción documenta la construcción de un nuevo barrio residencial en un barrio popular en el corazón de Barcelona, El Raval. El capataz dirige la implantación de un pilar y mientras que el realizador filma en planos cercanos la excavadora que devora la tierra, aparecen inopinadamente los huéspedes inesperados del lugar, bruscamente desplazados: los gatos que se hunden todavía un poco más profundo en los escombros. La obra tiene una doble función: es el lugar de trabajo de los obreros que vemos esforzarse, pero también es el lugar de vivienda de los vecinos y habitantes del barrio. Una oscilación se opera en la secuencia: el ritmo del montaje cambia, los planos se hacen cada vez más cercanos, a medida que el espectador descubre que los obreros que todavía cree observar son en realidad arqueólogos en pleno trabajo: el sonido ensordecedor de las máquinas se aleja, las excavadoras han desaparecido, reemplazadas por las finas herramientas con las que los arqueólogos descubren los esqueletos humanos.
Aparecen entonces una mano, un cráneo pacientemente liberado, como esculpidos en la tierra. A semejanza de estos gestos precisos y atentos, el gesto del director hace ahora aparecer, sobre la superficie del presente, otra capa de tiempo: el pasado hasta ahora invisible del lugar, su historia y su memoria. El espectador lo descubre al mismo ritmo que los observadores, cuya emoción Guérin nos revela con un gran talento de retratista. Primero por medio del sonido, después por la imagen, vemos a los curiosos y a los vecinos del barrio que se han aproximado y cometan la escena: sobre las imágenes de los gestos técnicos y científicos de los arqueólogos se superpone el coro de los habitantes que emiten con un tono grave y docto hipótesis a menudo estrafalarias sobre el origen y la identidad de los cuerpos así descubiertos. Por el espacio de un instante los muertos y los vivos cohabitan y parecen observarse. Si el realizador ha filmado este instante único del descubrimiento inesperado en ese cementerio romano, es también el trabajo del montaje, muy importante, el que establece el lazo casi coral que une a los habitantes provisorios del lugar (obreros, arqueólogos) con los habitantes del barrio.