Esta secuencia de juego contrasta con el resto de la película en que la situación es mucho más grave y peligrosa. No están allí para jugar: a Salvatore lo ha contratado la Mafia de Nápoles para vigilar a Verónica, una jovencita rebelde, en un antiguo asilo psiquiátrico en desuso del que ella no debe salir. En este momento de su jornada de encierro forzado, descubren en el sótano del inmueble una canoa flotando en el agua. Para ellos es la ocasión de escapar un momento de la angustia de la situación de “prisioneros” y de las relaciones tensas que han tenido hasta ese momento. Por un rato, vuelven a ser niños que juegan con despreocupación y alegría. Verónica es la primera en proponer el juego, pero Salvatore se muestra un poco reticente porque no le gustan los juegos de competencia. Sus imaginarios de juego son visiblemente diferentes y dependen de sus programas de televisión favoritos. Ella conoce todos los códigos de las emisiones de telerrealidad del tipo de “la isla desierta”, situación que es cercana a la de ellos en ese momento, detenidos en el gran edificio del que no pueden salir. Ella interpreta alternativamente a la entrevistadora y a la entrevistada, con una gran habilidad. El está familiarizado con las emisiones sobre la vida de los animales y utiliza el escenario para evocar un paisaje africano salvaje. El juego les permite comunicarse con más facilidad, de manera indirecta,que en el resto de la película, en que la situación vigilante-vigilado les prohíbe involucrarse. Ella no habría podido expresarle su afecto sin este paréntesis lúdico, tal como hace al desearle que triunfe en la vida gracias a su oficio de vendedor de helados ambulante.
Comentario
Esta secuencia de juego contrasta con el resto de la película en que la situación es mucho más grave y peligrosa. No están allí para jugar: a Salvatore lo ha contratado la Mafia de Nápoles para vigilar a Verónica, una jovencita rebelde, en un antiguo asilo psiquiátrico en desuso del que ella no debe salir. En este momento de su jornada de encierro forzado, descubren en el sótano del inmueble una canoa flotando en el agua. Para ellos es la ocasión de escapar un momento de la angustia de la situación de “prisioneros” y de las relaciones tensas que han tenido hasta ese momento. Por un rato, vuelven a ser niños que juegan con despreocupación y alegría. Verónica es la primera en proponer el juego, pero Salvatore se muestra un poco reticente porque no le gustan los juegos de competencia. Sus imaginarios de juego son visiblemente diferentes y dependen de sus programas de televisión favoritos. Ella conoce todos los códigos de las emisiones de telerrealidad del tipo de “la isla desierta”, situación que es cercana a la de ellos en ese momento, detenidos en el gran edificio del que no pueden salir. Ella interpreta alternativamente a la entrevistadora y a la entrevistada, con una gran habilidad. El está familiarizado con las emisiones sobre la vida de los animales y utiliza el escenario para evocar un paisaje africano salvaje. El juego les permite comunicarse con más facilidad, de manera indirecta,que en el resto de la película, en que la situación vigilante-vigilado les prohíbe involucrarse. Ella no habría podido expresarle su afecto sin este paréntesis lúdico, tal como hace al desearle que triunfe en la vida gracias a su oficio de vendedor de helados ambulante.