Visconti empezó a trabajar en cine como diseñador de vestuario. Se convirtió en director de cine y también de teatro y ópera. Siempre estaba muy atento a los decorados, al mobiliario y al vestuario de sus propias películas. Le encantaba organizar y filmar grandes escenas de baile como ésta, que le permitían hacer su trabajo de director a la vez que ejercía su pasión como decorador y pintor.
Esta escena comienza con planos abiertos donde evolucionan enjambres de coloridos trajes, con colores armonizados y controlados. Estos planos de baile están construidos como cuadros de grupo clásicos. Según los salones que se van atravesando, los colores dominantes cambian, como en el salón donde domina el color rojo de los asientos.
Entonces la escena cambia radicalmente de registro pictórico y de colores. Pasamos de una escena de género, y una escena de grupo, a un retrato muy austero del Príncipe mirándose en un espejo, donde el color prácticamente ha desaparecido. El rostro del Príncipe se destaca sobre el traje negro y la camisa blanca, enmarcado en primer plano como en un retrato. Luego, un plano más abierto inscribe al Príncipe en la decoración monocromática de un amarillo desteñido que es el del baño donde incluso los muebles son negros. Al moverse, el personaje nos revela el cuarto de los urinales, donde se acumulan los círculos de porcelana blanca, como en un cuadro o una instalación moderna. Luego el desplazamiento del Príncipe nos lleva de vuelta al salón de baile, de madrugada, donde todos los colores vivos de los vestidos de las mujeres parecen haberse desvanecido con el final de la noche de fiesta.
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Visconti empezó a trabajar en cine como diseñador de vestuario. Se convirtió en director de cine y también de teatro y ópera. Siempre estaba muy atento a los decorados, al mobiliario y al vestuario de sus propias películas. Le encantaba organizar y filmar grandes escenas de baile como ésta, que le permitían hacer su trabajo de director a la vez que ejercía su pasión como decorador y pintor.
Esta escena comienza con planos abiertos donde evolucionan enjambres de coloridos trajes, con colores armonizados y controlados. Estos planos de baile están construidos como cuadros de grupo clásicos. Según los salones que se van atravesando, los colores dominantes cambian, como en el salón donde domina el color rojo de los asientos.
Entonces la escena cambia radicalmente de registro pictórico y de colores. Pasamos de una escena de género, y una escena de grupo, a un retrato muy austero del Príncipe mirándose en un espejo, donde el color prácticamente ha desaparecido. El rostro del Príncipe se destaca sobre el traje negro y la camisa blanca, enmarcado en primer plano como en un retrato. Luego, un plano más abierto inscribe al Príncipe en la decoración monocromática de un amarillo desteñido que es el del baño donde incluso los muebles son negros. Al moverse, el personaje nos revela el cuarto de los urinales, donde se acumulan los círculos de porcelana blanca, como en un cuadro o una instalación moderna. Luego el desplazamiento del Príncipe nos lleva de vuelta al salón de baile, de madrugada, donde todos los colores vivos de los vestidos de las mujeres parecen haberse desvanecido con el final de la noche de fiesta.