Rohmer dice que se inspira mucho en los lugares en los que firma, como aquí, en la playa de Dinard. La elección de una escala de plano bastante abierta permite captar la realidad casi sociológica de una playa bretona en verano con un interés documental: bañistas, grupos de niños instalados alrededor de una sombrilla, gente de vacaciones que lee. De esta multitud anónima, compuesta por figurantes que ignoran su condición, (algunas pocas miradas a cámara, conservadas en el montaje), el personaje principal, Gaspard, emerge literalmente desde la profundidad de campo para venir hacia nosotros, luego recorre la playa, vacilante, como buscando a alguien. La elección de una playa abarrotada de gente también tiene un valor para el guión: hace que el primer encuentro entre Gaspard y Margot sea fortuito y que sea nuevamente el azar el que conduce a Gaspard, personaje indeciso que se deja llevar por los acontecimientos, a pasar delante de Margot. El encuentro se produce en medio del alboroto de la playa, que el realizador tuvo buen cuidado de conservar: gritos, llantos de niños, fragmentos de conversaciones lejanas… La elección de Rohmer, que tiene el cuidado constante de anclar así a los actores lo más cerca posible de lo real, es una elección estética y ética, inseparable de una economía de rodaje particular: un equipo muy reducido, un sonido que no se destaca (los micrófonos Hi Fi están disimulados en los trajes de baño o entre los cabellos de los actores) le permiten mantenerse discreto, la filmación de la película no debe perturbar el cuadro cotidiano y bien real que da nacimiento al filme.
Comentario
Rohmer dice que se inspira mucho en los lugares en los que firma, como aquí, en la playa de Dinard. La elección de una escala de plano bastante abierta permite captar la realidad casi sociológica de una playa bretona en verano con un interés documental: bañistas, grupos de niños instalados alrededor de una sombrilla, gente de vacaciones que lee. De esta multitud anónima, compuesta por figurantes que ignoran su condición, (algunas pocas miradas a cámara, conservadas en el montaje), el personaje principal, Gaspard, emerge literalmente desde la profundidad de campo para venir hacia nosotros, luego recorre la playa, vacilante, como buscando a alguien. La elección de una playa abarrotada de gente también tiene un valor para el guión: hace que el primer encuentro entre Gaspard y Margot sea fortuito y que sea nuevamente el azar el que conduce a Gaspard, personaje indeciso que se deja llevar por los acontecimientos, a pasar delante de Margot. El encuentro se produce en medio del alboroto de la playa, que el realizador tuvo buen cuidado de conservar: gritos, llantos de niños, fragmentos de conversaciones lejanas… La elección de Rohmer, que tiene el cuidado constante de anclar así a los actores lo más cerca posible de lo real, es una elección estética y ética, inseparable de una economía de rodaje particular: un equipo muy reducido, un sonido que no se destaca (los micrófonos Hi Fi están disimulados en los trajes de baño o entre los cabellos de los actores) le permiten mantenerse discreto, la filmación de la película no debe perturbar el cuadro cotidiano y bien real que da nacimiento al filme.