Margot le propone a Gaspard, a quien acaba de conocer, que la acompañe a casa de un marino al que debe entrevistar, en el marco de sus estudios de etnología. En medio de esta secuencia, cuya apuesta ficcional podría ser un eventual acercamiento amoroso, Rohmer inserta un documental de etnografía musical. Abandona momentáneamente a sus personajes a sus dudas, estrategias y dilaciones para enfrentarlos con un auténtico ex marino terre-neuvas. Aunque es Margot, su personaje, quien lleva la entrevista, percibimos que lo que le importa al director aquí es hacer el retrato de este hombre, al que filma de manera frontal, en plano fijo, con un ligero zoom hacia atrás, sin floreos, para llevar la mayor atención posible a ese relato de una época pasada. El hombre describe, con gran precisión en la elección de las palabras, muy técnicas, su oficio de pescador, antes de entonar un viejo canto marinero. Toda la escena está registrada con sonido directo, la toma no se interrumpe siquiera cuando el hombre tropieza y se equivoca. Al final de la secuencia, se devuelve al espectador a la ficción, por el segundo y último contraplano sobre los dos personajes principales, ellos mismos espectadores atentos, sentados en el otro extremo de la mesa, apretados uno al otro. Volvemos a encontrar aquí la preocupación de Rohmer por inscribir a los personajes de sus películas en lo real, ya sea que esté asociado al lugar de la filmación, como en la escena de la playa (ver “el personaje en el mundo”) o a los habitantes, a su vida cotidiana y a su historia.
Comentario
Margot le propone a Gaspard, a quien acaba de conocer, que la acompañe a casa de un marino al que debe entrevistar, en el marco de sus estudios de etnología. En medio de esta secuencia, cuya apuesta ficcional podría ser un eventual acercamiento amoroso, Rohmer inserta un documental de etnografía musical. Abandona momentáneamente a sus personajes a sus dudas, estrategias y dilaciones para enfrentarlos con un auténtico ex marino terre-neuvas. Aunque es Margot, su personaje, quien lleva la entrevista, percibimos que lo que le importa al director aquí es hacer el retrato de este hombre, al que filma de manera frontal, en plano fijo, con un ligero zoom hacia atrás, sin floreos, para llevar la mayor atención posible a ese relato de una época pasada. El hombre describe, con gran precisión en la elección de las palabras, muy técnicas, su oficio de pescador, antes de entonar un viejo canto marinero. Toda la escena está registrada con sonido directo, la toma no se interrumpe siquiera cuando el hombre tropieza y se equivoca. Al final de la secuencia, se devuelve al espectador a la ficción, por el segundo y último contraplano sobre los dos personajes principales, ellos mismos espectadores atentos, sentados en el otro extremo de la mesa, apretados uno al otro. Volvemos a encontrar aquí la preocupación de Rohmer por inscribir a los personajes de sus películas en lo real, ya sea que esté asociado al lugar de la filmación, como en la escena de la playa (ver “el personaje en el mundo”) o a los habitantes, a su vida cotidiana y a su historia.