Esta vista Lumière ha sido filmada por Louis Lumière en octubre de 1896, en el barrio de Montplaisir en Lyon, donde se encontraba la fábrica y la casa de la familia Lumière.
Hombres adultos se lanzan a una carrera de embolsados, pero lo hacen con un buen humor y una alegría infantiles, sin el menor atisbo de seriedad ni de verdadero espíritu de competencia. Se trata de dar un espectáculo bien infantil a las dos filas de espectadores que tienen un aire tan jovial como el de los corredores. El ángulo de la toma elegido por Louis Lumière es tan acertado como el de la famosa Entrada de un tren en la estación de La Ciotat. La perspectiva permite seguir a los corredores en todo su recorrido y verlos de cerca cuando llegan a la altura de la cámara. Pero también puede incluir en el plano a los espectadores, que son tan importantes para la imagen como los propios corredores. Sin embargo, tenemos la impresión de que estos espectadores exageran un poco su entusiasmo fingido y que han sido “instruidos” por los asistentes de Louis Lumière. Además, el brazo de uno de ellos entra en el cuadro, al final del plano, para hacer salir más rápidamente a los espectadores. Finalmente, todo tiene un aire más de puesta en escena de lo que parece a primera vista, aunque un perro haya aparecido para darle naturalidad e improvisación a este plano tan organizado.
Comentario
Esta vista Lumière ha sido filmada por Louis Lumière en octubre de 1896, en el barrio de Montplaisir en Lyon, donde se encontraba la fábrica y la casa de la familia Lumière.
Hombres adultos se lanzan a una carrera de embolsados, pero lo hacen con un buen humor y una alegría infantiles, sin el menor atisbo de seriedad ni de verdadero espíritu de competencia. Se trata de dar un espectáculo bien infantil a las dos filas de espectadores que tienen un aire tan jovial como el de los corredores. El ángulo de la toma elegido por Louis Lumière es tan acertado como el de la famosa Entrada de un tren en la estación de La Ciotat. La perspectiva permite seguir a los corredores en todo su recorrido y verlos de cerca cuando llegan a la altura de la cámara. Pero también puede incluir en el plano a los espectadores, que son tan importantes para la imagen como los propios corredores. Sin embargo, tenemos la impresión de que estos espectadores exageran un poco su entusiasmo fingido y que han sido “instruidos” por los asistentes de Louis Lumière. Además, el brazo de uno de ellos entra en el cuadro, al final del plano, para hacer salir más rápidamente a los espectadores. Finalmente, todo tiene un aire más de puesta en escena de lo que parece a primera vista, aunque un perro haya aparecido para darle naturalidad e improvisación a este plano tan organizado.