Céline y Julie van en barco

Céline et Julie vont en bateau

Jacques Rivette, Francia, 1974

Comentario

En la apertura de su película, que relata un encuentro retrasado, Rivette “juega al cine” con sus dos actrices. Recoge en París fragmentos de espacio según su fantasía para armar un Montmartre imaginario, en el cual hace actuar a sus dos jóvenes actrices: juego de persecución, juego de escondidas, juego de pistas. Las propias actrices parecen jugar como niñas, no como actrices que actúan seriamente un personaje. Rivette las filma más por ellas mismas que por el guión. En esta escena sin diálogos, Rivette también juega a filmarlas en medio de la vida real y entre verdaderos transeúntes, a escondidas, sin que los transeúntes se den cuenta de que es una filmación cinematográfica. En un primer jardín, antes de esta secuencia, hemos visto a unos niños que juegan en un arenero y Rivette aprovechó la presencia de un gato para hacer dos planos documentales sobre la vida de los gatos de las plazas en París.

Cuando Céline es perseguida por Julie, va dejando a su paso objetos que recuerdan las piedritas blancas de Pulgarcito. El espectador se pregunta si lo hace a propósito como para jugar o si es realmente accidental. Cuando Céline hace una pausa en el segundo banco para maquillarse, Julie se calza los anteojos negros como jugando al detective privado. La segunda vez que Céline se da vuelta y enfrenta a Julie, esta se esconde detrás del pañuelo que Céline ha dejado caer, como los niños que se creen invisibles cuando se tapan los ojos.

La música que acompaña discretamente algunos momentos de la persecución evoca la música de las películas mudas burlescas al estilo Charlot; así Rivette nos da a entender que su película juega con reminiscencias del cine mudo.

Todo es un juego en esta película, que también es un cuento para grandes donde los adultos se comportan con la libertad lúdica de los niños.

Palabras clave

Juego de las escondidas.