Boudu salvado de las aguas

Boudu sauvé des eaux

Jean Renoir, Francia, 1932

Comentario

Lo que aquí le interesa a Jean Reoir es hundir a su personaje en el corazón mismo del mundo: sólo Michel Simon -actor todavía poco conocido- sabe que lo están filmando y es el único que actúa. Renoir ha elegido filmarlo en el muelle de Conti, en París, en un lugar frecuentado que es una promesa de acontecimientos y riesgos. Renoir observa desde lejos el efecto producido por esta confrontación: el cuerpo macizo de Michel Simon, vestido de mendigo, que camina a lo largo del muelle, casi empujando a los transeúntes. La elección de la distancia focal larga y el efecto de cámara oculta que produce, provoca uno de los placeres del espectador: el ver sin ser visto. Condiciona también el esfuerzo del camarógrafo, que debe conseguir “atrapar” a su personaje, que a menudo desaparece detrás de los vehículos que pasas. Es la primera escena de una película filmada con “personas verdaderas” y bajo los ojos del director, el actor se vuelve literalmente el mendigo desclasado, es invisible para los otros transeúntes apurados y ocupados. Nuestra mirada retrospectiva de espectadores de hoy, le confiere una realidad particular, que escapa sin duda al espectador de la época (la película se filmó en 1932): nuestra atención se centra en las vestimentas de los transeúntes, el aspecto de los vehículos; la secuencia nos documenta también sobre una época pasada poniendo en evidencia uno de los aspectos más importantes del cine desde su nacimiento: la capacidad de registrar lo real.