Leo McCarrey, Estados Unidos, 1957, Théâtre du Temple
Comentario
En esta escena vemos a dos personajes que se enamoraron cruzando el Atlántico en un crucero de lujo. No pueden ceder a esa atracción porque ella está casada y a él lo espera su rica prometida. Al comienzo del fragmento, en la cubierta del barco y sobre un cielo estrellado, el diálogo anodino sobre el día que acaban de pasar es una forma de ocultar el sentimiento amoroso. El hombre se acerca a la mujer, como para un beso de final feliz bajo las estrellas, pero ella lo elude diciendo “caminemos un poco”. Entonces, bajan por la escalera, la cámara los espera en el piso de abajo para un largo plano-secuencia que va a llegar hasta la despedida al final de la escena. El enmascaramiento a menudo ha servido en el cine clásico para evocar una escena sexual, o incluso la simple desnudez, que la censura habría prohibido. El ejemplo más frecuente es el plano cliché en el que la pareja se dirige hacia la cama y la cámara hace un paneo sobre el fuego de la chimenea para ocultar la escena sexual y mostrar la metáfora: el fuego de la pasión. Nada de eso pasa aquí. En primer lugar, lo que podríamos haber visto no tiene nada de transgresor ni de inmostrable por inmoral: es un beso clásico y romántico como los hay miles en el cine hollywoodiense. Así que no se trata aquí de censura o de autocensura, sino de una figura de estilo muy elegante elegida por el director y dedicada al espectador. La otra rareza de este plano es que no es la cámara (la enunciación) la que desencuadra para no mostrar la escena, sino los mismos personajes los que se desencuadran como si quisieran ocultarse, por pudor, de la cámara y del espectador. Preservan así la intimidad de una relación para la que no se han dado permiso y que debe seguir siendo secreta. La pareja llega al pie de la escalera y se detiene en el cuadro, el hombre en plano entero y la mujer cortada a la altura de la cintura. Luego retrocede un escalón e invita al hombre, al que sostiene de mano, a hacer lo mismo. El plano será filmado entonces en plano medio, pero enfocando la parte inferior de sus cuerpos, invirtiendo el uso del plano medio del cine clásico que muestra la parte superior del cuerpo y el rostro de los amantes besándose.
Comentario
En esta escena vemos a dos personajes que se enamoraron cruzando el Atlántico en un crucero de lujo. No pueden ceder a esa atracción porque ella está casada y a él lo espera su rica prometida.
Al comienzo del fragmento, en la cubierta del barco y sobre un cielo estrellado, el diálogo anodino sobre el día que acaban de pasar es una forma de ocultar el sentimiento amoroso.
El hombre se acerca a la mujer, como para un beso de final feliz bajo las estrellas, pero ella lo elude diciendo “caminemos un poco”. Entonces, bajan por la escalera, la cámara los espera en el piso de abajo para un largo plano-secuencia que va a llegar hasta la despedida al final de la escena.
El enmascaramiento a menudo ha servido en el cine clásico para evocar una escena sexual, o incluso la simple desnudez, que la censura habría prohibido. El ejemplo más frecuente es el plano cliché en el que la pareja se dirige hacia la cama y la cámara hace un paneo sobre el fuego de la chimenea para ocultar la escena sexual y mostrar la metáfora: el fuego de la pasión.
Nada de eso pasa aquí. En primer lugar, lo que podríamos haber visto no tiene nada de transgresor ni de inmostrable por inmoral: es un beso clásico y romántico como los hay miles en el cine hollywoodiense. Así que no se trata aquí de censura o de autocensura, sino de una figura de estilo muy elegante elegida por el director y dedicada al espectador. La otra rareza de este plano es que no es la cámara (la enunciación) la que desencuadra para no mostrar la escena, sino los mismos personajes los que se desencuadran como si quisieran ocultarse, por pudor, de la cámara y del espectador. Preservan así la intimidad de una relación para la que no se han dado permiso y que debe seguir siendo secreta.
La pareja llega al pie de la escalera y se detiene en el cuadro, el hombre en plano entero y la mujer cortada a la altura de la cintura. Luego retrocede un escalón e invita al hombre, al que sostiene de mano, a hacer lo mismo.
El plano será filmado entonces en plano medio, pero enfocando la parte inferior de sus cuerpos, invirtiendo el uso del plano medio del cine clásico que muestra la parte superior del cuerpo y el rostro de los amantes besándose.