Leo McCarey, Estados Unidos, 1957, Théâtre du Temple
Comentario
Este fragmento capta el momento de cristalización del sentimiento amoroso entre ella (Terry - Deborah Kerr) y él (Nickie - Cary Grant), gracias a la presencia de un tercero, la abuela de Nickie, a quien la pareja (en formación) ha venido a visitar en ocasión de una escala en el sur de Francia de un crucero (los dos viven en Estados Unidos). La casa de la abuela se sitúa en las alturas de Villefranche, es su lugar y contiene todos sus recuerdos, su vida, su pasado (su marido ha muerto) pero también los recuerdos de infancia de Nickie. Y es a causa de esta visita que Terry descubre la sensibilidad insospechada de Nickie, ante todo artística. Durante la canción que canta Terry acompañada por la abuela al piano, el juego de miradas entre los tres pone escena este reconocimiento del amor y Terry parece ser aceptada por la abuela, gracias a la música. La sirena del barco toca a lo lejos la señal de la partida, de otro lugar y de la separación inminente, tal vez definitiva (muy anciana, sin duda la abuela verá por última vez al nieto que vive del otro lado del Atlántico)
Una vez afuera, Terry es el pivote que se queda sola un momento en el jardín (y en el plano) una vez que los otros dos se uelta al plano que muestra el mar: la pareja y la abuela están de un lado diferente de la frontera, Terry y Nickie se dan vuelta muchas veces, no logran dejar ese “pequeño mundo”, hasta el último abrazo entre la anciana y Terry. El fundido y una nueva sirena significan, de manera muy simple pero precisa, y con cierta crueldad, una elipsis (el barco ya está lejos) y a sepdirigen hacia el umbral, después se reúne con ellos entrando en el cuadro, en la linde de ese mundo muy delimitado. Vemos bien la escalera que lleva al lugar, así como el resto del mundo que hay hacia abajo: el pueblo, el mar, la lejanía, la extensión sin límites del espacio, que parecen estar fuera del alcance de la abuela (”este es el límite de mi pequeño mundo”, dice ella) Es casi el mismo plano que el de su llegada (ver fragmento II/A). El contraplano nos muestra el jardín de fondo, como por última vez (estamos en el punto de vista de Nickie), aunque ambos, tanto el nieto como la abuela, hagan de cuenta que es un simple hasta luego. Varación inevitable.
Comentario
Este fragmento capta el momento de cristalización del sentimiento amoroso entre ella (Terry - Deborah Kerr) y él (Nickie - Cary Grant), gracias a la presencia de un tercero, la abuela de Nickie, a quien la pareja (en formación) ha venido a visitar en ocasión de una escala en el sur de Francia de un crucero (los dos viven en Estados Unidos). La casa de la abuela se sitúa en las alturas de Villefranche, es su lugar y contiene todos sus recuerdos, su vida, su pasado (su marido ha muerto) pero también los recuerdos de infancia de Nickie. Y es a causa de esta visita que Terry descubre la sensibilidad insospechada de Nickie, ante todo artística. Durante la canción que canta Terry acompañada por la abuela al piano, el juego de miradas entre los tres pone escena este reconocimiento del amor y Terry parece ser aceptada por la abuela, gracias a la música. La sirena del barco toca a lo lejos la señal de la partida, de otro lugar y de la separación inminente, tal vez definitiva (muy anciana, sin duda la abuela verá por última vez al nieto que vive del otro lado del Atlántico)
Una vez afuera, Terry es el pivote que se queda sola un momento en el jardín (y en el plano) una vez que los otros dos se uelta al plano que muestra el mar: la pareja y la abuela están de un lado diferente de la frontera, Terry y Nickie se dan vuelta muchas veces, no logran dejar ese “pequeño mundo”, hasta el último abrazo entre la anciana y Terry. El fundido y una nueva sirena significan, de manera muy simple pero precisa, y con cierta crueldad, una elipsis (el barco ya está lejos) y a sepdirigen hacia el umbral, después se reúne con ellos entrando en el cuadro, en la linde de ese mundo muy delimitado. Vemos bien la escalera que lleva al lugar, así como el resto del mundo que hay hacia abajo: el pueblo, el mar, la lejanía, la extensión sin límites del espacio, que parecen estar fuera del alcance de la abuela (”este es el límite de mi pequeño mundo”, dice ella) Es casi el mismo plano que el de su llegada (ver fragmento II/A). El contraplano nos muestra el jardín de fondo, como por última vez (estamos en el punto de vista de Nickie), aunque ambos, tanto el nieto como la abuela, hagan de cuenta que es un simple hasta luego. Varación inevitable.