Ver y hacer: una cuestión de cine específica para descubrir y explorar diferentes parámetros del cine (elección de la puesta en escena, sonido, iluminación, actuación, montaje…) y recursos para explorar en situación pedagógica. El juego en cuestión: entre lo imaginario y la realidad, el juego abre un espacio de libertad, del que los realizadores, como los personajes que crean, se apoderan con felicidad.
Alain Bergala es crítico, cineasta y profesor. Los psicoanalistas y sociólogos han puesto en evidencia la importancia del juego como experiencia fundamental en la construcción del individuo. A través del análisis de fragmentos elegidos, Alain Bergala revisa la forma en que los cineastas se apoderan del juego para probar, al igual que los jugadores, su propia libertad.
Un niño que juega solo elige un objeto (una muñeca por ejemplo) que va a servir de compañero o de soporte para su imaginación, favoreciendo la evasión hacia un mundo fantasmático. De la misma manera, un objeto de confección banal se transforma en objeto mágico cuando se lo separa de su función primera.
En el seno mismo del espacio de la película, a semejanza de un ámbito sagrado, el espacio del juego investido por los personajes está regido por leyes propias. Circunscrito por una frontera tangible o imaginaria, que se extiende a un círculo trazado en el suelo o se despliega a la escala de un barrio, como en el juego de las escondidas, este espacio se vuelve entonces isla, en el seno de la cual sólo los jugadores que conocen las reglas pueden encontrarse.
Encontramos, en el cine, las diferentes categorías de juego presentes en la vida: competencia, azar, simulacro, juego de vértigo… Cada uno de ellos le plantea al realizador cuestiones específicas de puesta en escena, lo que implica la elección de dispositivos para dar cuenta de las emociones y sensaciones experimentadas por el jugador, y ponen notablemente en juego el cuerpo de los actores.
Juegos compartidos, modificación de espacios dedicados al trabajo, agradable desarreglo social pero también delirio psicótico: los jugadores, sea cual sea su edad, juegan en la frontera neta que existe en el universo cotidiano entre el mundo infantil y el mundo de los adultos
Encontramos, en el cine, las diferentes categorías de juego presentes en la vida: competencia, azar, simulacro, juego de vértigo… Cada uno de ellos le plantea al realizador cuestiones específicas de puesta en escena, lo que implica la elección de dispositivos para dar cuenta de las emociones y sensaciones experimentadas por el jugador, y ponen notablemente en juego el cuerpo de los actores.
Juegos compartidos, modificación de espacios dedicados al trabajo, agradable desarreglo social pero también delirio psicótico: los jugadores, sea cual sea su edad, juegan en la frontera neta que existe en el universo cotidiano entre el mundo infantil y el mundo de los adultos
Cuando las circunstancias privan al niño del juego, esta experiencia que constituye culturalmente al individuo se vuelve imposible: se roba la infancia, el juego se vuelve trágico. Si los gestos del jugador persisten, el sentido y las promesas del juego son aniquiladas por el peso de una gravedad insuperable.
